El otoño es una estación llena de colores y olores. El olor a tierra mojada es uno de los más significativos y esperados después del caluroso verano pero nada es comparable con el espectáculo de colores que nos brindan las hojas de los arboles caducifolios antes de caer.
¿Alguna vez os habéis preguntado por qué cambian las hojas de color? Se debe a un cambio químico que se produce dentro de las hojas de los árboles. En las hojas hay tres tipos de pigmentos: el más abundante y famoso es la clorofila que da el color verde a las hojas y que capta la luz del sol. Cuando los días empiezan a ser más cortos y bajan las temperaturas, la clorofila empieza a desintegrarse dando protagonismo a los pigmentos amarillos (carotenos) y a los naranjas y rojizos (antocianinas). Los colores amarillos son más constantes, pero los rojizos se ven favorecidos por los días soleados y las noches sin heladas por lo que los colores de cada día son únicos y de duración impredecible. ¡Os animamos a mantener los ojos muy abiertos durante esta estación para que no se os escape ni uno de esos momentos!.